El Cine Átomo es una alternativa para la producción nacional independiente

lunes, 21 de febrero de 2011

 



La opción, impulsada por el realizador Alberto Arvelo, plantea la síntesis de recursos sin renunciar a ningún rigor en la puesta en escena ni en la historia
El movimiento, que se inició en Mérida, propone fórmulas de creación minimalistas
Como es bien sabido, la realización cinematográfica es una actividad sumamente costosa, que exige el estudio de los diferentes mecanismos de financiamiento para luego elegir el más idóneo que permita hacer realidad una película. En líneas generales, en Venezuela existen dos grandes alternativas, cada una con sus respectivos bemoles. Una de ellas es la solicitud de financiamiento o apoyo a entidades del Estado creadas para tal fin, como el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (Cnac) y la Villa del Cine. La otra es la vía de financiamiento privado.
En este último camino el cineasta Alberto Arvelo señala el “Cine Átomo” como una senda que “abre los espacios dentro del cine nacional, especialmente para los nuevos realizadores”. Se trata de un movimiento iniciado en Mérida desde hace unos años por el director de Cyrano Fernández, que de alguna manera se cristalizó con su largometraje Habana / Havana.
En concreto, el asunto consiste en proponer una serie de normas cuya finalidad no es otra que dejar al cineasta casi en solitario con el proceso creativo cinematográfico. “El cine no tiene por qué ser distinto de las otras artes en las cuales el artista se enfrenta en soledad a su proceso. Al cine lo hemos rodeado de demasiadas cosas, muchas necesidades y demasiada gente, y la verdad es que no es necesario. El cine lo que requiere es, básicamente, una cámara, un sonido y una historia”, aclara Arvelo.
En este contexto cualquier producción que se quiera realizar como “Cine Átomo” tiene que considerar la simplificación de la concepción del guión. Tiene que ser entonces una historia con muy pocos elementos, que pueda ser realizada por un equipo técnico mínimo, compuesto por una persona encargada del sonido y otra de la iluminación; además de un director de arte, una productora y el director general.
¿El cine átomo es una especie de Dogma 95 a la venezolana? “Yo creo que de algún modo sí, pero menos dogmática, como somos nosotros”, responde al cineasta y profesor universitario. El Dogma 95, creado en Dinamarca por un trío de realizadores encabezados por Lars Von Trier, también propone un séptimo arte simple en el que destaca la historia que se cuenta por encima de los recursos técnicos, pero con una serie de reglas que limitan la realización en otros sentidos.
“El Cine Átomo no es una institución, ni nada de eso. Es un movimiento, un grupo de gente y cualquiera que quiera hacer una película átomo la puede hacer. No hay que inscribirse en ningún lugar; solamente hay que querer hacerlo”. “También está inspirado en la inmensa explosión del cine iraní, nación que desde hace unos años para acá tiene películas hechas con nada, pero con grandes historias”, apuntó el artista.
El movimiento danés es, fundamentalmente, una propuesta estética que exige sólo el uso de cinta 35 milímetros e iluminación natural; prohíbe el uso de trípodes y decoración artificial, entre otras normas. En tal sentido, el átomo tiene más similitudes con el Cine Pobre de Cuba, creado por Humberto Solás, que se fundamenta en el empleo de la tecnología para abaratar costos y democratizar la realización cinematográfica, teniendo como principio la síntesis de los recursos, sin renunciar a ningún rigor en la puesta en escena ni en la historia.
“Lo que antes era una cosa absolutamente inaccesible y prohibitiva para cualquier joven que soñara con hacer una película, ahora está en nuestras manos. Las limitaciones ahora son sólo las personales. Lo que tenemos que hacer ahora es escribir bellas historias para filmarlas con poca gente”, refirió. ”Yo viví en mi juventud esa sed, esas ganas de hacer cine, y no tenía la forma de hacerlo. Las nuevas tecnologías ofrecen las herramientas a estos nuevos cineastas para realizar sus historias”.
Insiste el docente en que su propuesta no es una utopía, y quizá la mejor pruebas es que desde hace más de tres años un gran número de jóvenes realizadores trabajan con el concepto de Cine Átomo, aprovechando esa oportunidad que ofrecen las nuevas tecnologías.
Inclusive desde 2007 se lleva a cabo en Mérida el Festival de Cine Átomo. En estos certámenes, dice al precursor del movimiento, han participado más de mil cortometrajes creados con base en estos principios de austeridad. Además, este año se estrenará el segundo largometraje de esta tendencia después de Habana / Havana.
Samuel, la nueva obra que se estrenará a mediados de abril, fue realizada con un presupuesto inferior a los 200 mil bolívares, y contó con un equipo técnico de cinco personas, además de los actores. Para César Lucena, director y guionista de esta producción, el Cine Átomo es una actitud hacia el séptimo arte; es olvidarse de toda la parafernalia accesoria que supuestamente implica el cine y “concentrarse en la esencia, que no es otra cosa que la historia. El asunto es tratar de buscar una manera de contar nuestros relatos, con lo absolutamente necesario”, apuntó Lucena.
Tanto Arvelo como Lucena advierten que esta forma de hacer cine no carece de dificultades, como las puede tener cualquier otra alternativa de producción. No obstante, consideran que esta opción se adapta mejor que cualquier otra, no sólo a las condiciones habituales de los nuevos realizadores, sino además a la realidad latinoamericana, continente donde se generan historias muy diferentes a las propuestas por las grandes industrias extranjeras.
Mediante el Cine Átomo “se puede achicar el espacio que hay entre el sueño y la posibilidad real de poder hacer una película”, afirma el director de Crear y Luchar, que en junio próximo estrenará Dudamel. El sonido de los niños, un largometraje documental inscrito también dentro del movimiento de producción minimalista.
La experiencia de César Lucena confirma esa afirmación. “Para mí fue maravilloso porque me dio la oportunidad de hacer una película cuando apenas era un estudiante de cine. Nunca había hecho un largometraje”.
T/Luis Jesús González Cova
F/Cortesía JR Medios

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